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Elorrio. Foto de Pueblos de España |
In memoriam María
Teresa de Zubia Querejeta.
En julio de
2012, gracias a una providencial casualidad, fuimos invitados a una inolvidable
cena en Elorrio --donde reposan los restos del copatrón de Vizcaya San Valentín
de Berriochoa-- en la casa solariega de los De Zubia Querejeta, un palacio
señorial del siglo XVII que no destaca especialmente, pues Elorrio es muy noble
y muy leal villa declarada, con toda justicia, en 1964 Conjunto Histórico-Artístico.
Paseando por
sus calles es fácil transportarse al ambiente de la España del siglo de Oro,
con sus palacios renacentistas y barrocos y casas blasonadas y un casco
histórico en la línea de los mejores conservados en España, v. gr. Cáceres,
Toledo o Salamanca. En la línea de muchos edificios de estas ciudades queda la
presencia de los comunes soberanos de aquellas y estas tierras, como el escudo
del águila de San Juan, que el Papa concedió a los Reyes Católicos, en el
elorriano Portal del Campo (siglo XIV). Y es que la presencia de los Reyes
Católicos fue en Vizcaya tan notoria como en Cáceres, Toledo o Salamanca; con
una característica especial en la muy noble y muy leal villa de Elorrio: fue
esta tierra campo de guerra de banderizos, pasando a la posteridad la batalla de
Elorrio librada entre los Ibarra (oñacinos) y los Marzana (gamboínos). Estas
guerras civiles que desangraban Vizcaya fueron finalizadas mediante la
imposición de la justicia por la suprema potestad de los Reyes Católicos. Lo
que permitió que la población se asentara fuera de su muralla, formándose
varios arrabales en los siglos siguientes, así como una nueva iglesia. Elorrio
fue entonces amasando fortuna y forjando su reputación de núcleo principal,
gracias a la presencia de artesanos y comerciantes, desde los primeros
pañeros y lanceros hasta los grandes mercaderes de hierro.
También se
debe a los Reyes Católicos la primera pujanza de Elorrio gracias al
descubrimiento de América. Por el comercio con América, fruto de la prosperidad
por el fin de las guerras de banderizos, y por el desplazamiento de muchos
elorriarras al Nuevo Mundo llegan riquezas importantes a la villa que se
invierten en nobles edificios. Muchos serán también los que realizarán sus
actividades comerciales con el resto de la España peninsular, actividad que
como veremos no será perdida hasta hoy. Así los Arespacochaga, con dos
impresionantes palacios barrocos, forjan su fortuna en el comercio del hierro
con Andalucía. La familia se esparce por toda España, llegando a ser uno de
ellos alcalde de Madrid de 1976 a 1978, definido por una conocida enciclopedia
electrónica como ultraconservador, pero
como gestor y primer edil fue eficaz e innovador (algo es).
Vamos
desgranando la historia de muchos palacios y blasones de Elorrio. Muchos
títulos de Castilla y alguna Grandeza de España. Casi todos sus moradores a
pesar de los años han seguido manteniendo una buena posición económica y
social, desdiciendo la imagen del hidalgo empobrecido que mantenía su nobleza
ante todo como una cualidad moral. Nos cuentan que algún morador de aquellos
palacios frecuenta con asiduidad La Zarzuela y tiene cierta intimidad con sus
ocupantes. Y que además es simpatizante de la izquierda proetarra. Las cuentas
salen: los proetarras son el partido más votado y prácticamente desde la
instauración del régimen constitucional siempre han mandado en el ayuntamiento.
Pero no nos distraemos, de momento, con este dato. Y seguimos evocando la
historia de Elorrio. Hay constancia de la presencia de vecinos de esta villa en
la batalla de Las Navas de Tolosa y en toda la reconquista del sur peninsular.
Aquí nacieron secretarios de Estado de Felipe IV, oficiales del Ejército
defensores de Orán contra los turcos, catedráticos en la Universidad de
Granada, muchos religiosos, y hasta el inventor del famoso tren Talgo que tanta
importancia tuvo para unir España por vía férrea (por cierto con el apoyo del
carlista bilbaíno, pero que salió de diputado votado por Jaén, José Luis Oriol
Irigüen). Entre sus fiestas patronales destaca la del primer domingo de
octubre, por la Virgen del Rosario, ahora llamada Errebonbilloak, neologismo del batúa
que nunca se ha usado en documento oficial ni a nivel coloquial, que designa el
alarde militar cuyo origen está en las antiguas milicias con que cada municipio
participaba en la defensa o en la guerra, en este caso de la batalla de
Lepanto. A la noche se realiza una procesión con la virgen del Rosario,
terminando con un baile, un aurresku en la plaza Mayor. No se puede decir que
su historia haya sido ajena a la del resto de España.
Durante los
años 50 del siglo pasado Elorrio participó particularmente del gran desarrollo
industrial que benefició a toda Vizcaya, al amparo de las políticas económicas
del Estado. Entre 1950 y 1970 la población se duplica, y en todo el
Duranguesado se triplica. Elorrio se convierte en el centro de cooperativas de
transformación y distribución alimentaria, en tiendas que se extienden por toda
España. En un primer momento son muchos los carlistas que organizan y fundan
dichas cooperativas. Con el tiempo aumentará su oferta comercial al textil,
hogar, audiovisual, electrodomésticos, etc. asentándose en Elorrio unas cadenas
y galerías comerciales que gracias a sus ventas en el mercado español aseguran
la gran prosperidad económica y el bienestar de la muy noble y muy leal villa.
Sin embargo las cooperativas se van convirtiendo en sociedades anónimas en
manos de unos pocos, casi siempre de signo ideológico nacionalista. Sus sedes
centrales y fábricas en Elorrio atraen a miles de españoles de otras tierras,
en una tendencia que nunca se ha detenido. Últimamente nos comentaba Teresa que
de donde más gente estaba viniendo era de La Mancha. También nos brindaba una
interesante reflexión: Le resultaba curioso que no suelen contratar extranjeros.
Siendo frontera a mucha gente del Este le resulta más fácil llegar a Vizcaya
que a La Coruña. Evocaba el caso de familias de polacos, de rumanos, todo gente
muy buena, y muy preparada, ingenieros en sus lugares de origen, y a los que
han querido contratar. Con los sudamericanos que suelen estar además un poco
menos cualificados más de lo mismo. Es un hecho curioso sobre el que apenas
nadie ha reparado. ¿Por qué en Vizcaya hay tan poca inmigración pero sigue
viniendo gente del resto de España? No pocas de estas empresas están dirigidas
y mediatizadas por gente muy afín a temas proetarras. “Aquí no para de venir
gente del resto de España y encuentra trabajo, en el fondo te das cuenta que
esto de los hechos diferenciales es
algo muy impostado, fruto de una ideologización enfermiza, pero no de una
brecha entre pueblos.” Palabras de una gran antropóloga, etnógrafa,
historiadora y lingüista vasca. En efecto resulta cuanto menos curioso que
mientras la tasa de inmigración media en España sea del 12% en Vascongadas
apenas alcanza el 6%. Hay provincias como Valencia con el 30% de paro y el 20%
de inmigración. En Guipúzcoa la tasa de paro es del 8% y la inmigración
representa el 5%, pero al menos la mitad de la población tiene orígenes del
resto de España. Y otro porcentaje importante de su población hace su vida en
el resto de España, en la mayoría de los casos transterrados por motivos de
persecución política.
De Elorrio
se ha ido gente. Vascos de estirpes inmemoriales. Más de lo que parecen.
Algunos con mucha notoriedad, pero la mayoría muy discretamente. Alegando que
se van a Cantabria porque está todo más barato. O que una vez jubilados se
quedan ya en Benidorm (¡aquí tantos, hasta los más nacionalistas, tienen casa
en Benidorm!), pero si pueden allí llevan a sus hijos y a sus nietos, mantienen
alguna posesión en el pueblo en el mejor de los casos pero se desarraigan del
mismo y se empadronan en el levante español. La realidad es que no soportan el
ambiente proetarra en la que se ha sumido a la villa. Y a contrario, a muchos
de los que han venido, tristemente, les han absorbido el coco. De nuevo las
cuentas salen, al menos el 40% de la población de Elorrio es oriunda de otras
tierras de España. Lejos de constituir una facción españolista en su mayoría
han nutrido las filas del nacionalismo: PNV y Bildu tienen más del noventa por
ciento de los votos de la población. Hay un único concejal no nacionalista, con
las ideas mucho más claras que su propio partido sobre toda la incuestionable
españolidad de Vascongadas. Sin embargo viene de Bilbao: los elorriatas que en
otras ocasiones estuvieron en listas políticas no nacionalistas tuvieron que
abandonar la villa amenazados por el terrorismo separatista. Las De Zubia
Querejeta brindan apoyo a ese único concejal. Que tiene que soportar la total
impunidad de los que siempre, perfectamente identificados porque como nos decían
“aunque aquí la gente por moda, por inercia o por miedo vote nacionalista luego
son cuatro los que militan y la montan siempre”, lo amenazan de muerte,
insultan e intentan agredir en todos los plenos y comisiones.
Teresa nos
dejó el pasado 15 de diciembre de 2012 a los 84 años. Fue historiadora,
profesora e investigadora, y una de las más autorizadas expertas en la
etnografía de vascos y vascongados, continuando en este aspecto la monumental
obra de su tío Jaime de Querejeta Diccionario Onomástico y Heráldico Vasco. La
historia de los apellidos de ilustre linaje se confunden con la de la misma muy
noble y muy leal Villa, su casa solariega fue un importante centro de acción
política carlista desde el que se organizaron los hechos más importantes de la
historia del Carlismo en el Duranguesado. También están emparentadas con el
productor y guionista, recientemente fallecido, Elías Querejeta. Carlista hasta
su última hora, la solvencia de sus trabajos científicos la llevaron a rechazar
los delirios nazionalistas y los supuestos hechos diferenciales vascos y
vascongados en el campo de la antropología y la historia. Vascohablante, en su
modalidad vizcaína, que siempre defendió frente a la lengua de laboratorio
batúa. Dio clases de vascuence desde finales de la década de 1960 en varios
colegios públicos de Vizcaya y Guipuzcoa. En la difícil tesitura del actual
sistema demoliberal, bajo cuyo amparo se ha intentado la sistemática
destrucción de todo lo hispánico en Euscalerría, participó u organizó en su
villa todos los movimientos y asociaciones que de un modo u otro se han opuesto
al nazionalismo (anti)vasco, siempre desde sus propias convicciones, que le
hicieron ser muy crítica con el intento de infiltración del discurso
constitucionalista en los mismos. Por esta decidida postura, teórica y
práctica, seguida por su familia, los De Zubia Querejeta han sufrido todo tipo
de ataques en sus posesiones y en sus personas. En el enésimo incidente que los
Zubia sufrieron por parte de los terroristas y sus cómplices destacó una
militante de Bildu, nacida en Ciudad Real, con menos de cinco años en Elorrio.
Además de zarandear, escupir y lanzar insultos repugnantes contra las Zubia,
esta advenediza, recién llegada, repetía gritando como una endemoniada
"¡Kanpora!", que vendría a significar (siendo su historicidad como
palabra vasca más que discutible) "¡Fuera!". De ese modo están las
cosas por Vascongadas y Navarra.
Sería
injusto realizar una generalización sobre los venidos de otras partes de España
a Vascongadas; muchos de ellos no han claudicado. En cualquier caso, lo que se
ha pretendido poner de manifiesto aprovechando el piadoso recuerdo de doña
Teresa de Zubia, es como esa porción importante de los llegados del resto de
España han sido unas víctimas más, como los propios vascongados, de la locura
ideologizada del nazionalismo. En la terrible paradoja de que han venido a
ocupar el lugar de decenas de miles de vascos transterrados por la mafia
nacionalista. En todos aquellos venidos del resto de España ha podido cundir la
idea de un arraigo a lo vasco, que en última instancia es propio de todos los
españoles, pero se ha usado esta comunión de pueblos hermanos para inocular el
veneno nacionalista. En esta locura institucionalizada ha habido víctimas que
han sufrido secuelas tremendas y terribles, físicas y psíquicas, en ellos y sus
familias. Pero también ha habido otro tipo de víctimas, inconscientes,
que han sufrido unas lamentables secuelas morales que aunque inadvertidas no
dejan de ser igual de trágicas: creer en barreras y diferencias inexistentes y
a partir de ahí construir un discurso de odio que traspasa todas sus vidas y
justifica lo injustificable.
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